domingo, 20 de febrero de 2011

Un periodista de Publimetro Nueva York pasó unos momentos con Justin Bieber en su camarín



Lo primero que se puede decir después de pasar un tiempo con Justin Bieber es que a los 16 años es un niño con una dosis demasiado alta de energía.

Durante el tiempo que pa­sa en su camarín, si no está twitteando o mostrándole vi­deos divertidos de YouTube a su estilista Ryan, se da vueltas conversando y haciendo bromas a todos quienes se aparezcan.

“Ojalá sepas de idiomas, porque hoy tengo ganas de dar todas mis entrevistas en español”, dice bromeando, para luego empezar a entonar la canción de José Feliciano “Feliz Navidad...”.

Minutos después deja de lado los villancicos y se pone serio. Hace dos años daba con­ciertos ante unos pocos fans en una plaza de Poughkeepsie. Ahora las entradas para sus conciertos en el gi­gante Madison Square Garden se agotan en 22 minutos. Aún así, no olvida que son sus fanáticos quienes lo llevaron adonde está.

“¿Dónde están mis fans? ¿Hay muchos afue­ra? ¿Los podemos traer acá adentro? Me encanta que haya prensa siguiéndome, pero no sirve de nada si mis fans no están acá”, dice.

Una segunda impresión que queda de Bieber es que demasiado humilde y “normal” para el status que ha al­canzado. Le pregunto cuán­do fue la primera vez que se sintió famoso. “La verdad es que no me di cuenta y aún no me doy cuenta. Soy un adolescente regular que vive su sue­ño y se divierte mucho”, comenta, y agrega: “Todavía ten­go que limpiar mi pieza, sobre todo cuando me quedo a dormir en la casa de mi abuela”.

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